sábado, 2 de noviembre de 2013
Chávez, don Simón y el cura de Amotape
Chávez,, Don Simón y el cura de Amotape.-
Emmanuel P.
González Espinal.
Hace como tres domingos pasaron un video por Venezolana de Televisión cuando nuestro “Comandante Supremo” dirigía y actuaba en vivo en su programa “Aló Presidente”. En ese entonces con palabras
más o palabras menos dijo, que cuando se supo que el ateo Simón Rodríguez había hecho su entrada en la población
peruana de Amotape, el cura del pueblo de manera furibunda fue a su encuentro. Luego comentó que el clérigo a todo pulmón le gritó: ¡ Renegado, vete de inmediato porque
no eres bienvenido en esta región ! y que luego el párroco se puso a quemar
incienso y a echar agua bendita por los distintos
lugares del pueblo recorridos por Don Simón. Con todo el respeto que merece mi
inolvidable “Comandante Eterno”, la realidad histórica es otra.
Por cierto que un día de mi cumpleaños (30 de julio) una de
mis hijas me regaló un interesante libro: “El maestro de Bolívar” cuyo autor es
el laureado escritor argentino Pedro Orgambide—narrador, dramaturgo y
ensayista-- .El escritor sureño ha ganado diversos premios, entre otros,
mereció el Premio de Novela de México,
hasta sus “ novelas de la memoria” y las Historia con tangos y corridos con la
que obtuvo en Cuba el Premio Casa de las Américas. Además, me permito decirles, que el
libro obsequiado por mi hija, me llegó con una bella dedicatoria que a
continuación copio:
Para mi papá, mi gran maestro, el que me
enseñó el amor por las artes y de la literatura; el que me señaló que lo grande
no era el dinero sino la humildad.
Para mi padre, el que ahora puede ver
reflejado en sus nietos su sueño de una
sociedad menos injusta, más humana. Para ti, el gran utopista de mi vida.
Yenisey González.
Maracaibo, 30 de julio de 2006
Al continuar con el laureado escritor rioplatense
Pedro Orgambide, pudimos apreciar que el
letrado es un estudioso profundo de la vida y obras de nuestro robinsoniano
personaje. Orgambide publicó en fecha relativamente cercana una
historia-novelada sobre Simón Rodríguez y para cumplir con ese serio compromiso se
armó de una copiosa documentación, viajando incluso por los distintos países
del planeta que el trotamundos venezolano recorriera. Para darle más énfasis a
mi posición sobre la objetividad de la historia; me permito transcribir la
parte final de la historia-novelada “El maestro de Bolívar” .
“El cura de Amotape lo ve deambular por el
pueblo y se sorprende cuando oye al viejo recitar en latín un poema de
Virgilio. Por un momento cree estar soñando, ya que ese viejo que parece un
mendigo no responde a la imagen de una persona ilustrada que recita versos en
latín.
--- Perdón señor --- le dice el cura--- Pero quisiera
saber de dónde viene usted.
---Del infierno del mundo, padre. Pero ya
estoy en paz.
Desde ese día el agnóstico tiene casa y
comida en la sacristía de la iglesia de Amotape. No oficia de sacristán, pero se
ocupa de los pequeños trabajos propios de ese empleo y de cuidar la finca y el
rosal del jardín. Cualquiera diría que
el anciano ha entrado en razón y que se
ha reconciliado con la fe,: con la fe del sacerdote amante de su
madre, con la fe de su hermano Cayetano Carreño, a quien siempre
llamó “chupa cirios”. Pero no es así:
Simón Rodríguez continúa leyendo a sus agnósticos y sigue
con la rara
costumbre de pasearse desnudo. El buen cura de Amotape le tiene
paciencia y soporta estoicamente las extravagancias del anciano.
Así llega ese día, ese atardecer en
Amotape, que será el último para Simón Rodríguez. Es el 28 de de febrero
de1854. Hace rato que el viejo y el cura caminan por la huerta y después por el
jardín, hablando de las cosas de este mundo. Esa tarde, el cura hace un último
intento por convencer al agnóstico.
---La Santa
iglesia puede recibirte aún…
---¿ Para qué querría
a un hombre como
yo?
---Todo hombre es una criatura sagrada para Dios.
--- Fueron muchos mis pecados,
fueron muchas mis culpas
--- reflexiona en voz alta Simón
Rodríguez.
---El perdón es
divino.
---¡ Quisiera creer, padre, se
lo juro! ;pero soy un
devoto (tal vez muy ingenuo, tal
vez muy ignorante) de la Razón universal.
---El es la Razón--- razonó desde la
fe el cura
de Amotape.
Fue entonces, en el momento más luminoso del crepúsculo,
cuando la cara del
anciano se iluminó.
---¡ El está allí, padre!
El me vino a buscar…
---¿Quién ? --- preguntó el cura
sorprendido al ver que los
dos estaban solos.
---Bolívar. Yo sabía que
él iba a venir. Lo estaba esperando.
---No hay nadie aquí, Simón.
--- ¡El está aquí!
Le costaba respirar. Le dolía el
pecho como si
le hundieran un cuchillo
---El fue el hijo que no tuve ---explicó el viejo---
Y fue mi
padre también.
Cayó de rodillas. El cura lo
sostuvo en sus brazos e
imploró frente al incrédulo.
---Tienes tiempo todavía… El Señor puede
escucharte aún.
---Mi tiempo ha terminado padre. Me voy con
mi discípulo, que ahora
es mi maestro.
Creyó que estaba
otra vez con
Bolívar en el Monte Sacro.
---¡ No olvidé tu
juramento Simón, hijo
mío ! dijo el
viejo antes de
caer a tierra, junto a
una rosa del
atardecer.
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