domingo, 29 de junio de 2014

El  Trotamundos  llega  al  final  de  su  meta.-

Emmanuel  P.  González  Espinal.-

     Don  Simón  Rodríguez  fue  un  viajero  incansable .  Su  peregrinaje  por  los  dos  mundos,  comenzó  cuando  en  forma apresurada  abandona  a   su  patria  para  siempre  en  el  año  de 1.797;  supuestamente  por  estar  comprometido  con  el  debelado  movimiento  de  Gual  y  España.

     Su  primer  destino  fue  Jamaica  y  de  allí  en  adelante  por 25  años  llevará  el  nombre  de  Samuel  Róbinson,  en  recuerdo  de  sus  lecturas  de  Róbinson  Crusoe,  explicado  ya   a  lujo  de  detalles  en  lecturas   anteriores.  Luego  en  1.798  se  ha  ido  a  Baltimore  (USA)   donde  fue  artesano  gráfico.  Acto  seguido,  recorre  varios  países  de  Europa:  España,  Francia  y  en  Italia  acompaña  al  joven  Bolívar  a  Roma  donde  éste  en  el  Monte  Sacro,  pronunció  su  célebre  juramento.  A  continuación  viaja  a  Prusia,  Polonia  y  Rusia.  Luego  a  Inglaterra  donde  se  contacta  con  don Andrés  Bello.

      Después  de  su  prolongado  peregrinaje,  don  Simón  regresa  a  nuestro  continente  y  de  52  años  en  1.823,  arribando  a  Cartagena  de India,  actual  Colombia.  De  allí  toma  el  camino  de  la  cordillera  andina  llegando  a  Bogotá  donde  reside  un  breve  tiempo.  Luego  el  Presidente  del  Perú  y  de   “La  Gran  Colombia”  Simón  Bolívar,  lo  manda  a  buscar.  Se  residencia  en  Perú  y  en  Ecuador.  De  aquí  pasó  a  Bolivia  durante  la Presidencia  del  Mariscal  Sucre.  Más  tarde  viaja  a  Chile  donde  de  nuevo  comparte  con  Don Andrés  Bello.  Regresa  otra  vez  al  Perú  en  momentos  muy  difíciles  para  él,   ya   que  el   Libertador  era  desconocido  y  repudiado  por  la  clase  oligárquica  de  los  países  que  con  su  espada  había  liberado.  Ya  octogenario;  pero  no  vencido,  continúa  con  su  imbatible  carrera  de  maestro  de  escuela  enseñando,  de  pueblo  en  pueblo,  como  Rousseau  tropical  sus  doctrinas  pedagógica  a  los  niños  y  jóvenes.  Para  poder  subsistir,  instala   una  fábrica  de  velas;  porque  falta  mucha  luz  en  este  mundo.

     Muerto  Bolívar  publica  con  su  propio  peculio,  un  libro  en  defensa  del  Libertador  y  motivó  con  esto  que  el  gobierno  peruano  decidiera  expulsarlo  del  país  de  inmediato.  Se  fue  a  Quito  donde  el  gobierno  lo  contrató  para  que  enseñara  un  nuevo  sistema  educativo;  pero  con  toda  crueldad  hacia  un  respetable  anciano,  nunca  le  pagaron  su  dedicado  trabajo.  Luego  otra  tragedia  lo  acompaña  cuando  en  un  incendio  accidental  se  le  queman  los  manuscritos  de  un  nuevo  libro  y  sobre esto  dijo;  “Este  incendio  redujo  a  pavesas  el  baúl  que  encerraba  el  dichoso  porvenir  del  Nuevo  Mundo”.  Esto  señaló  el  fin  de  sus  actividades  como  pedagogo,  no quiso  saber  más  nada.  En seguida  recogió  sus  pertenencias  y  partió  para  Paita  (Perú)  donde vivía  Manuela  Saenz.

     Don  Simón  en  el  ocaso  de  su  vida  se  las  arregló  para  estar  cerca  de  Manuela.

     Se  encontraba  la  doña  acostada  en  su  hamaca  cuando  una   cascada  voz  interrumpe  su  siesta:  ¿ Se  encuentra  aquí  “La  Libertadora  del  Libertador ?  --   Adelante .   ¿ Quién  desea  hablar  con  la  Libertadora ?  Don  Simón  pasó  y  Manuela  con  sus  ojos  llorosos  y  postrada,  reconoció  a   su   viejo   amigo.  – Bien  puede  uno  imaginarse  lo  que  pudieron  comunicarse  estos  dos  seres  que  estuvieron  tan  ligados  al  corazón  de  Bolívar --.

     Don  Simón  decidió  establecerse  en  una  aldea  de  la  costa  peruana,  Amotape,  muy  próxima  a   Paita.  Aquí  se  ganaba  la  vida  escribiendo  cartas  y  cuando  podía,  visitaba  a   Manuela,  La  Libertadora  y  hoy General  de  nuestro  glorioso  Ejército  Bolivariano..

     El  28  de  febrero  de  1.854,  en  la  Aldea  de  Amotape, el  Trotamundos  llega  al  final  de  su  meta.  Continuaremos.

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sábado, 9 de noviembre de 2013

Maestro Rodriguez. ¿ Por qué Róbinson

Maestro  Rodriguez.  ¿ Por  qué  Róbinson ?

                                                          Emmanuel P. González Espinal.

     Comentábamos en  lecciones  anteriores que el cambio de nombre de  don  Simón  Rodriguez  a  Samuel  Róbinson, no se debió a una desavenencia que sostuvo con su hermano de crianza don Cayetano Carreño, tal como dicen algunos historiadores; ya que esa innovación se produjo en Jamaica cuando nuestro protagonista se marchó para siempre de su Patria. Pero la posible realidad de este hecho nos la describe a  lujo  de  detalles el finado e  ilustre hombre de letras, don Arturo Uslar Pietri en su famosa biografía novelada: “La Isla de Róbinson”

    Arriba entonces  el  telón  y  deleitémonos con  este acontecer.

     No hay duda que el  Emilio  de  Rouseau  y  su hechizo fue el libro de cabecera de don Simón; pero  así  mismo el libro del inglés Daniel de  Foe  “Róbinson  Crusoe” lo debe haber apasionado en sus ratos de  ocio,  de forma  tal  que  logró trasmitirle esa vida  aventurera  que siempre  lo  acompañó  y  a su vez le brindó el nombre de  Róbinson que  llevó  a  cuesta durante más de un cuarto de siglo.

     Don  Simón  Rodiguez  creció en forma simultánea con la popularización del género novelístico  y  “Las Aventuras de  Róbinson  Crusoe  fue una de las primeras novela que circuló con notable éxito en  el  universo  cultural de esa  época  y  allí  Daniel  Defoe  (1.589 – 1.731)  cuenta la historia de un náufrago  que pasó 28 años en una isla  imaginaria  situada en  nuestro Mar Caribe, cerca del Orinoco  y  la  Tierra  Firme,  en  La Capitanía General de Venezuela”.

   “ Las Aventuras  de  Róbinson  Crusoe “  significó una verdadera aportación original al desarrollo del género novelístico. Obra en que se observa el mérito de la fina observación realista como condición indispensable de la narración.  Su extraordinario éxito se debió a que fue escrita tanto para los jóvenes como para los adultos mayores.

     Recordando mis vivencias juveniles, allá  en  la  Yaritagua  de  mis gratos  y  malos  recuerdos, veo como la lectura de esa famosa obra literaria, contribuyó en  los miembros de  mi  generación  a  elevarnos el  espíritu  aventurero  que  siempre nos absorbió.  Allí obtuvimos datos prácticos de subsistencia que aplicaríamos luego en nuestras temerarias  excursiones por los distintos paisajes fluviales  y  de  bosques que circundaban a mi patria chica.

     Finalmente: “Las Aventuras de  Róbinson Crusoe es  una  novela caracterizada por la facilidad de su invención, la  claridad del  estilo  y  una  sencillez  inimitable ,

     Don Arturo Uslar Pietri nos dio  a  conocer , en  su  famosa historia novelada, que don  Simón  Rodriguez  llegó  a  descubrir la  Isla  de Róbinson   Crusoe  y  se metió  en  ella  para  insecula saeculorum, es decir, para no salir más nunca.  Allí radica su aislamiento  donde únicamente  podían llegar los náufragos.  Entonces  es  cuando  medita  y  se  da  cuenta que había que volver  a  aprender  como aprendió  Róbinson  a  vivir  solo  y  a  valerse de sus propios medios.  Hacerlo  todo  para no depender  de  nadie,  tal  como  lo  haría  un  náufrago. Lo  poco que podía salvarse de  su  vieja  vida,  de  las   engañosas  formas  de  los saberes  inútiles,  para  llegar  al  hombre  puro  que  estaba  enterrado  dentro de  él.

     Así nació  Samuel   Róbinson.-  Continuaremos.

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sábado, 2 de noviembre de 2013

Chávez, don Simón y el cura de Amotape

Chávez,, Don Simón y el cura de Amotape.-


                                                                       Emmanuel P. González Espinal.

     Hace como tres domingos  pasaron  un video por Venezolana de Televisión  cuando nuestro “Comandante Supremo”  dirigía y actuaba en vivo en  su  programa  “Aló Presidente”. En ese entonces con palabras más o palabras menos dijo, que cuando se supo que el ateo Simón Rodríguez  había hecho su entrada en la población peruana de Amotape, el cura del pueblo de manera  furibunda fue  a su encuentro. Luego comentó  que el clérigo a todo pulmón  le gritó: ¡ Renegado, vete de inmediato porque no eres bienvenido  en esta región !  y que luego el párroco se puso a quemar incienso y  a echar agua bendita por los distintos lugares del pueblo recorridos por Don Simón. Con todo el respeto que merece mi inolvidable “Comandante Eterno”, la realidad histórica es otra.

     Por cierto que  un día de mi cumpleaños (30 de julio) una de mis hijas me regaló un interesante libro: “El maestro de Bolívar” cuyo autor es el laureado escritor argentino Pedro Orgambide—narrador, dramaturgo  y  ensayista-- .El escritor sureño ha ganado diversos premios, entre otros,  mereció el Premio de Novela de México, hasta sus “ novelas de la memoria” y las Historia con tangos y corridos con la que obtuvo en Cuba el Premio Casa de las Américas.                               Además,  me permito decirles,  que  el libro obsequiado por mi hija, me llegó con una bella dedicatoria que a continuación copio:

    Para mi papá, mi gran maestro, el que me enseñó el amor por las artes y de la literatura; el que me señaló que lo grande no era el dinero sino la humildad.

     Para mi padre, el que ahora puede ver reflejado en sus nietos  su sueño de una sociedad menos injusta, más humana. Para ti, el gran utopista de mi vida.

                                                            Yenisey González.

                                                                       Maracaibo, 30 de julio de 2006


     Al continuar con el laureado escritor rioplatense Pedro Orgambide, pudimos apreciar  que el letrado es un estudioso profundo de la vida y obras de nuestro robinsoniano personaje. Orgambide publicó en fecha relativamente cercana una historia-novelada sobre Simón Rodríguez  y para cumplir con ese serio compromiso se armó de una copiosa documentación, viajando incluso por los distintos países del planeta que el trotamundos venezolano recorriera. Para darle más énfasis a mi posición sobre la objetividad de la historia; me permito transcribir la parte final de la historia-novelada “El maestro de Bolívar” .

     “El cura de Amotape lo ve deambular por el pueblo y se sorprende cuando oye al viejo recitar en latín un poema de Virgilio. Por un momento cree estar soñando, ya que ese viejo que parece un mendigo no responde a la imagen de una persona ilustrada que recita versos en latín.

     --- Perdón  señor --- le dice el cura--- Pero quisiera saber de dónde viene usted.

     ---Del infierno del mundo, padre. Pero ya estoy en paz.

     Desde ese día el agnóstico tiene casa y comida en la sacristía de la iglesia de Amotape. No oficia de sacristán, pero se ocupa de los pequeños trabajos propios de ese empleo y de cuidar la finca y el rosal del jardín.  Cualquiera  diría  que el  anciano ha entrado en razón y que se ha reconciliado con  la  fe,: con la fe del sacerdote amante de su madre, con  la  fe  de  su hermano Cayetano Carreño, a quien siempre llamó “chupa cirios”.  Pero no es así: Simón Rodríguez continúa  leyendo  a  sus  agnósticos  y  sigue  con   la  rara  costumbre  de  pasearse  desnudo. El buen cura de Amotape le tiene paciencia  y  soporta  estoicamente  las  extravagancias  del  anciano.

     Así llega ese día, ese atardecer en Amotape, que será el último para Simón Rodríguez. Es el 28 de de febrero de1854. Hace rato que el viejo y el cura caminan por la huerta y después por el jardín, hablando de las cosas de este mundo. Esa tarde, el cura hace un último intento por convencer al agnóstico.

     ---La  Santa  iglesia  puede  recibirte  aún…

      ---¿ Para  qué  querría  a un  hombre  como  yo?

      ---Todo  hombre  es  una  criatura  sagrada  para  Dios.

      --- Fueron  muchos  mis  pecados, fueron  muchas  mis  culpas

       --- reflexiona  en  voz  alta  Simón  Rodríguez.

       ---El  perdón  es  divino.

       ---¡ Quisiera  creer,  padre,  se  lo  juro! ;pero  soy  un  devoto  (tal vez muy ingenuo, tal vez muy ignorante) de  la  Razón  universal.

     ---El  es  la  Razón--- razonó  desde  la  fe  el  cura  de  Amotape.

     Fue entonces, en  el momento más luminoso  del  crepúsculo, cuando  la  cara  del  anciano  se  iluminó.

     ---¡ El  está  allí, padre!  El  me  vino  a  buscar…

     ---¿Quién ? --- preguntó  el  cura  sorprendido  al  ver  que  los  dos estaban  solos.

     ---Bolívar.  Yo  sabía  que  él  iba  a  venir. Lo  estaba  esperando.

     ---No  hay  nadie  aquí,  Simón.

    --- ¡El  está  aquí!

     Le  costaba  respirar. Le  dolía  el  pecho  como  si  le  hundieran  un cuchillo

     ---El  fue  el  hijo  que  no  tuve ---explicó  el  viejo--- Y   fue  mi padre  también.

     Cayó  de  rodillas. El  cura  lo  sostuvo  en  sus  brazos  e  imploró frente  al  incrédulo.

     ---Tienes  tiempo  todavía… El  Señor  puede  escucharte  aún.

     ---Mi  tiempo  ha  terminado  padre. Me  voy  con  mi  discípulo,  que  ahora  es  mi  maestro.

     Creyó  que  estaba  otra  vez  con  Bolívar  en  el  Monte  Sacro.

     ---¡ No  olvidé  tu  juramento  Simón,  hijo  mío !  dijo  el  viejo  antes  de  caer  a  tierra,  junto  a  una  rosa  del  atardecer.

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sábado, 26 de octubre de 2013

Simón, el expósito


                                                                          

    Don  Simón Rodríguez, según la mayoría de nuestros historiadores, nació en Caracas el 28 de octubre de 1.771, en condición de niño expósito.

     Niño expósito se le dice a  aquellas criaturas, que recién nacidas las abandonan, como sucedía con frecuencia en esa época,  sus progenitores u  otro familiar, por lo general en las horas ocultas de la noche, en la puerta de un hospicio, en un convento o en cualquier paraje público.

     Sucedió entonces que a la casa de habitación del cura Carreño ubicada en el centro de Caracas, a cuatro cuadras de la Plaza Mayor (Hoy Plaza Bolívar), llegaron algunos desconocidos durante la medianoche, tocando con fuerza, antes de huir con la complicidad de la oscuridad, el sólido portón cerrado.  El  levita y su grupo familiar salieron de adentro al escuchar el llanto de un  bebé abandonado. Después de abrir la puerta, el párroco recoge del suelo un hermoso “Moisés” y  dentro de él un lloroso niño cubierto de finos y sedosos pañales,  también encontraron dentro de la cesta unas cuantas morocotas de oro y adherida a ella, una nota que decía lo siguiente;  “Se llama Simón Narciso de Jesús, nació el  28 de octubre y  no ha sido bautizado. Era para este momento la media noche, entre el 28 y el 29 de octubre, que según el santoral, corresponde a la festividad de San Simón y la de San Narciso. De inmediato el sacerdote buscó localizar a las mujeres recién paridas más allegadas a la casa parroquial para que amamantaran al niño abandonado. Por  cierto, cuatro años después apareció en la misma casa y en las mismas condiciones otro niño expósito, quien llevaría el nombre de Cayetano Carreño, su hermano de crianza; mas  no   consanguíneo. Don Cayetano Carreño llegó a ser un respetable ciudadano y un sobresaliente músico.

     El padre Carreño quien tuvo la bondad de recoger a Simón Narciso, el hijo de la noche y de la oscuridad, lo llevó luego al Registro Eclesiástico (para esa época no existía el Registro Civil) y  a través de la Fe de Bautismo se hizo constar los datos sobre la fecha de nacimiento del niño Simón Narciso. Le puso como primer apellido el suyo propio y el segundo apellido lo escogió al  azar. El de Rodríguez como le ha podido poner el de González, Espinal, Bolívar y otros, ya que nada tenía que ver  el  tipo de sangre que corría por su cuerpo,  con aquellos apelativos.

     Cuando ya adolescente Simón Narciso de Jesús recorría las coloniales calles capitalinas y durante las retretas en los días festivos en la Plaza Mayor, donde acudían las encopetadas damas  y caballeros de la sociedad caraqueña, el futuro Samuel  Róbinson, se preguntaba:  ¿Cuáles de estos jóvenes que por aquí caminan serán mis  verdaderos  hermanos. Y cuál de estas linajudas damas del mantuanajes,   será mi auténtica madre?

     No obstante al costo social que representaba ser un hijo de nadie, sin bienes de fortuna alguna y de ser un simple maestro de escuela, desprecio este que en nuestros días (maestrico aún me llaman algunos conocidos en forma despectiva) soportamos los que escogimos la noble misión de la enseñanza.

     Nuestro protagonista, el mozo del  Guarayra  Repano, supo sortear todos esos abatimientos, ganándose sorprendentemente un gran respeto y estimación en esa aristocrática sociedad e incluso ser reconocido como un Ilustre Maestro.  Continuaremos.

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Bibliografía:

La Isla de Róbison: Arturo Uslar Pietri.-----Diccionario de La Psique.------Diccionario de la Lengua Española (DRAE).

                                                                            

                                                                              



     

¡ A mundo ! . Esos Maestros de antes.


                                                                    
Luis Beltrán Prieto Figueroa le entrega el titulo al Profesor Emmanuel ¡ A mundo !


     Ante la infeliz  --Juerga Universitaria--,  que busca paralizar y destruir a mi país, me permito entonces interrumpir la secuencia de mis trabajos históricos y escribir este recordatorio.


     No hay duda que el destino del hombre depende en gran parte del proceso de enseñanza-aprendizaje  y  sobre manera, quienes la imparten, es decir, los educadores. La educación como todos sabemos, es la transmisión de la cultura de una generación a otra y cultura es todo lo  valorativo que hace el hombre, superando siempre lo que hacemos hoy a lo de ayer. Pero la educación, aparte de transmitir, tal como nos lo señalara un viejo y eximio pedagogo en uno de sus escritos  “debe desempeñar también otro papel, el de ser una especie de filtro sanitario que intente retener  la hez de la mala condición humana, y dar paso hacia el presente y hacia el futuro a sólo aquel limo fecundante y útil para la realización integral del hombre”

     Nadie puede, empero, vivir sólo del pasado. El presente sobre todo, juega un papel decisivo. De allí que sea necesario tener ahora, docentes idóneos que cumplan dignamente su deber. Que sigan los senderos de  --Esos Maestros de Antes--, que lo daban todo por el engrandecimiento de la Patria, que no conocieron paros  y menos pasar por ese desvergonzado hecho de cobrar sin trabajar.

     Esos maestros de antes cumplían horarios  que iban más allá del tiempo establecido, sin pasarle jamás factura al Estado por las horas laborables. Cuando tomaban el “Calendario Escolar”, lo hacían para trabajar en la planificación (anual, mensual y diaria) y no para buscar el día de hacer  “puente”. ¡Claro !, porque esos héroes de la docencia tenían una elevada concepción del cumplimiento de su misión redentora y pedagógica.

     Aún me parece oír  al Director del viejo Pedagógico de Caracas,  en  el acto de recibimiento de los aspirantes a ser profesores de Educación Media, cuando con palabras más o palabras menos, nos dijo:

¿ Quienes deben venir al Instituto Pedagógico Nacional ?. Respondiendo él mismo de esta manera:

                                                  

                                               Los jóvenes física y espiritualmente sanos.


                                                Los jóvenes para quienes el ideal de ser útiles

                                                a la Nación esté por encima de cualquier otra

                                                            consideración.


                      Los jóvenes que desean asegurarse una existencia decorosa; pero sin pretensiones de lujo ni afán de lucro.

            

                    Los jóvenes que posean espíritu de disciplina y de  superación constante y anhelen una nueva República, unida, fuerte y solidaria.


                     Quienes no posean tales atributos, no deben venir al  Instituto Pedagógico.

     Finalmente: Para buen entendedor; sobran las palabras.-.


                                                 Las Promociones de antes. ¡ A mundo !


                                                                            


     Siempre he visto con preocupación desde mis últimos años como profesor activo, los llamados padrinos y nombres que llevan las promociones de los alumnos que egresan de nuestros liceos venezolanos.

     En la actualidad observamos que los jóvenes, con sus excepciones por supuesto, no buscan en sus escogencias a personas que reúnan la integridad de un hombre, por ejemplo, como el finado médico Francisco Torrealba.

     El sabio  Torrealba + vivió en forma muy humilde en su tierra guariqueña, entregado a erradicar el  infestado campos venezolano de entonces  con   “El Mal del Chagas” y quien viniera a Barquisimeto a comienzo de los años sesenta a asistir a los actos de la  “Promoción de Bachilleres” que llevaba su nombre en el Liceo Lisandro Alvarado, con los gastos de alojamiento pagado en su totalidad por los propios alumnos, ya que su pobreza en dinero y  su rectitud de hombre probo no le permitían prestarse a los llamados “Bonches Etílicos” de ahora.

     Esos bachilleres de antes buscaban nombres esclarecidos para sus promociones, porque de una u otra manera se identificaban con el personaje escogido y  a quienes siempre trataban de emular. Se seleccionaban hombres y mujeres que con su ejemplo los orientaran hacia una vida digna; hombres y mujeres dados por entero al servicio de la Patria que los vio nacer.

     Por tal recuerdo al  Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa cuando en el viejo Pedagógico de Caracas el magister dixit:  “ Quien no tiene mente limpia no puede acercarse a los jóvenes para conducirlos; quien no tiene corazón sincero es incapaz de inspirar sinceridad  a los jóvenes” .- Avergüénzate joven, decía Ingeniero, de torcer tu camino, cediendo a tentaciones indignas. Si eres poeta, no manches la túnica de tu musa; y si eres maestro, no engañes.


                                                              emplugones33@gmail.com.


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