domingo, 24 de julio de 2011

Mi niñez y mi primera juventud maquiavélica.-

Mi temprana juventud
         

Mi niñez maquiavélica.


     En mi niñez yaritagüeña oía con mucha frecuencia hablar de Maquiavelo y su derivado maquiavélico  en las amenas tertulias que formaban  los parroquianos y amigos dentro del local comercial de mi padre-abuelo, tales como estas: ¡ Caramba Pedro ! ¿ Qué de tu vida, de tu familia ?  De salud estamos bien, responde,  mis hijos son muy honrados y trabajadores, pero como siempre sucede en las familias grandes, hay uno que me salió  maquiavélico. También en otra ocasión un tertuliano se refirió  a la infidelidad de su compañera de vida de esta manera:  ¡ Mira Ramón , me da pena decírtelo,  pero la mujer terminó siendo maquiavélica-

     Durante mi primera juventud hice la educación secundaria entre Barquisimeto y Caracas. Allí  recibí de mis profesores de historia, aunque de una manera fugaz , los primeros  conocimientos serios sobre la vida de Maquiavelo y de su discutida obra política –literaria “El Príncipe”. Luego durante mis estudios universitarios comenzamos a analizar con mayor amplitud  tanto en las clases  como en  las discusiones y tertulias que se formaban en las horas de receso de la Institución, tales  como aquella de que el autor sostenía  en su polémico libro, que en política  “el fin justifica los medios” y que por el consiguiente, el gobernante sólo debe tomar en cuenta lo que le conviene y por tal no debe mortificarse ni estar pendiente de normas éticas, si lo que hizo es bueno o malo, justo  o injusto porque el fin es lo que interesa, es la razón de Estado, es decir, lo que le conviene más al gobierno para sostenerse.


     Sobre la obra de Maquiavelo, nos decía el maestro Prieto Figueroa en el viejo Pedagógico de Caracas, han caído denuestos y alabanzas, más de aquellos que de estas, porque los consejos endilgados al Príncipe muestran un cínico espíritu realista sin consideración alguna de normas éticas. Para Maquiavelo, continúa el maestro Prieto, la moral no tiene punto de convergencia. Es político y bueno todo lo que es útil para el Príncipe. Continuaba el finado maestro en  el aula de  clases  y en fecha posterior en su obra escrita “La Política y  Los Hombres”, que el florentino Nicolás De Maquiavelo en su discutido libro “El Príncipe”, hace un análisis científico de la política, no obstante las influencias metafísicas de una época precientífica en la que se propone elevar la política  a la categoría de una ciencia, cuyos resultados son previsibles si el Príncipe  adopta su conducta a las normas que se le fijan para su actividad gubernamental.

Panorámica de Florencia durante el Renacimiento 

     Como podemos observar en esta corta cita que abarca mi niñez y mi temprana juventud, que es ligero el análisis que nos proporcionaron nuestros profesores y los adultos que nos vieron nacer sobre Maquiavelo, al señalarlo como una especie  de personaje diabólico, donde su solo nombre encierra todos los males que el hombre puede albergar en su interioridad.

       Maquiavelo, el florentino.-

     Con mucha anterioridad a la era cristiana, tanto los griegos, fenicios y romanos primitivos tenían una idea de la organización política muy diferente  a la de los grandes imperios como el Sacro Imperio Romano y el Otomano.

     En esos primitivos pueblos se habían constituido las ciudades-estado en espacios territoriales relativamente pequeños en comparación a los Estados Nacionales de nuestros días, que poseen grandes dimensiones  de miles y millones de kilómetros cuadrados.
     Aquellos pueblos sostenían que cada ciudad y sus alrededores debían constituir un Estado independiente con sus poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Su ejército propio y la acuñación de su propia moneda.

     A partir del 1.500  de nuestra era se formaron en la península itálica una serie de Ciudades-Estado muy famosas tales como Milán, Venecia, Génova y Florencia que alcanzaron un alto grado de prosperidad económico-cultural. Esto provocó entre ellas ciertas rivalidades  de poca trascendencia.
Florencia.- Florencia fue la Ciudad-Estado de la Italia de mediados del siglo XV, quien bajo la tutela de una familia muy rica, los Médicis,  llegó a ser el centro más importante de la cultura italiana.
Aspecto panorámico de la Florencia medieval


     Antes de la llegada de esta familia, Florencia  vivía en un permanente estado  de agitación debido a las invasiones foráneas , la desorganización social de sus habitantes y la inestabilidad política. Los Médicis logran  establecerse en forma estable gobernando con un sentimiento paternal a su pueblo y de manera  muy especial le brindan todo su apoyo al desarrollo de las artes y al progreso en general. Los Médicis eran los más importantes banqueros no sólo de Florencia sino de toda Europa. De hecho se convirtieron en la dinastía no coronada de Florencia.

Manifestaciones arquitectónicas en Florencia

     Hacia el año de 1.494 cae el gobierno de los Médicis y aparece  en esta corta etapa histórica gris de Florencia como primer mandatario, un fanático  religioso que colindaba con la locura y quien quiso borrar de un solo plumazo el auge del Renacimiento Italiano, como  el centro de la civilización y la cultura europea que representaba Florencia para esa época, sostenida por su opulencia comercial, su burguesía ávida de lujos y placeres, con el brillo y belleza de sus palacios, con el talento de sus poetas, pintores, escultores y el culto de la antigüedad, para sustituirlo por todo lo contrario, es decir,  regresar a ese cristianismo fastidioso de convento, de penitencias y pobreza, más las viejas rezanderas.
     Savonarola va a gobernar a la plácida Florencia con mano de hierro hasta que el mismísimo Sumo Pontífice se le enfrenta a todas esas barbaridades, logra su destitución como gobernante y finalmente lo condena a morir en la hoguera.
 Al desaparecer “El Monje Loco”  se le da comienzo a una era republicana en la Ciudad-Estado de Florencia.
Gerónimo Savonarola(El Monje Loco)


Maquiavelo.-

     Precisamente, fue en la bella Florencia donde nació Nicolás Bernardo De Maquiavelo, conocido como el secretario florentino el día 3 de mayo de 1.469 y murió en la misma ciudad el 22 de junio de 1.527.

     Maquiavelo se inició en la vida pública en 1.494, el mismo año en que los Médicis  fueron expulsados de Florencia, entregándole  gran parte de su vida y su fuerza  a esta floreciente ciudad.

     Durante la República nuestro personaje se destacó como un político activo y un experimentado diplomático.  En 1.502 fue enviado a la corte de César Borgia formando parte de su gabinete. Llama la atención que Borgia se dio el lujo de tener dos sabios en su “ Staff “de gobierno: A Leonardo Da Vinci como arquitecto e ingeniero militar y a Nicolás Maquiavelo como Consejero Político. En este período al lado de César Borgia tuvo la oportunidad de observar, palpar y enterarse de todas las artimañas de que se valía el Príncipe César Borgia para eliminar, incluso físicamente, a sus adversarios que le estorbaban en sus propósitos. En muchas correspondencias dirigidas a sus amigos Maquiavelo le hizo saber que los métodos de conquista empleados por Borgia, la forma como éste organizara un estado y su actuación frente  a falsos amigos y traicioneros aliados, lo consideraba digno de admiración.    


     La personalidad de César Borgia  y su actuación en el campo político le sirvió como fuente de inspiración para escribir su afamado libro, “El Príncipe”. En esta obra la política aparece por primera vez como ciencia. Nuestro protagonista  con su polémico libro pasa a ser considerado hoy en día , como el fundador de la Ciencia Política y como el hombre que inventó esa palabra  de uso universal en todas las lenguas, el Estado. Es el creador de la palabra “ do Stato “, es decir, lo que está allí establecido. En el libro “El Príncipe”, el autor hizo un estudio sobre los mecanismos del poder, describe cómo se conserva y cómo se pierde el poder. En dicha obra literaria se analizan los medios y procedimientos por lo cual un hombre ambicioso puede llegar al poder supremo del país.Cuando el secretario florentino estudia los mecanismos del poder, el Dr. Uslar Pietri lo compara  con un entomólogo  y nos dice: “cuando describe cómo se conquista,cómo se conserva y cómo se pierde el poder, Maquiavelo no está elucubrando teorías, sino observando – cómo un entomólogo observa la vida de los insectos – sin ninguna preocupación moral y hace un análisis tan descarnado que funda lo que llamamos la Ciencia Política, la Politología”.

     Todas estas ideas expresadas por el florentino  acerca de la conducta del príncipe fueron muy mal vistas, muy criticadas e incluso consideradas por la opinión pública como inmorales.
     Nicolás pasó entonces a la posteridad  satanizado, gozando de muy mala fama en nuestro insólito universo. Y al adjetivo maquiavélico le han dado la significación de: hombre torcido, poco fiable, engañoso, o también  a una política fundada en el engaño, en la mentira, en la falsa apariencia, en los propósitos inconfesables, y más aún. Cuando yendo a la verdad, nuestro personaje lo que escribió fueron sus vivencias, la esencia de la época que le tocó presenciar. De modo que Maquiavelo lo que hizo fue recoger y describir esa realidad;  en cambio otros protagonistas de la historia, antiguos y modernos defendieron las ventajas de que un solo hombre gobierne el Estado. Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, Bodin, Thomás Hobbes y muchos otros fueron partidarios de la autocracia.
     Santo Tomás de Aquino, quien fue uno de los más grandes filósofos del cristianismo, canonizado por la iglesia, además de defender la autocracia no vaciló en recomendar el asesinato del monarca, del gobernante, es decir, el magnicidio.
     Es curioso, Maquiavelo, quien fue más cauto que estos, recibió el castigo más despiadado de la historia.
Lorenzo el Magnifico(1.449-1.492)sucesor de su padre en el gobierno de Florencia.

     La República de Florencia se destruyó al caer el gobierno de César Borgia y con el regreso de los Médicis al poder Maquiavelo fue preso y torturado. Al ser liberado se retira  a una finca en los alrededores de Florencia. Ese retiro forzoso de Maquiavelo de la política activa hizo posible que ahora tengamos y disfrutemos de ese conjunto de obras fundamentales como son: Discursos y comentarios sobre las primeras décadas de Tito Livio y de varias obras teatrales, entre ellas “La Mandrágora y de sobremanera, la más monumental de sus obras, “El Príncipe”.

     Maquiavelo dedica su obra cumbre al nuevo gobernante y al recibir el perdón, se pone al servicio de esa poderosa familia, los Médicis. 


De Arriba hacia abajo Catalina de Médicis María de Médicis y León X

             Nicolás, el más antimaquiavélico.-

     “Historiador  es el que no se atreve a decir una mentira, ni deja de manifestar una verdad”.
                                                                                                              Cicerón—

     Consecuente con el anterior pensamiento de Cicerón y con el debido respeto que  me embarga  al diferir  en algunas de las opiniones y conceptos que sobre Maquiavelo y su polémico libro “El Príncipe, que durante mi niñez  tuve el privilegio de escuchar; más los que nos facilitaron en aquellos años juveniles los textos y profesores de Historia, quienes en sus clases alimentaron nuestras inquietudes crítico-literarias.


Leonardo con Francisco I Rey de Francia

     La función de la historia, comentan, no es la de absolver o condenar a nadie, sino la de presentar los hechos en forma pura e imparcial. Siempre se ha dicho  que nadie es enteramente bueno ni enteramente malo y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Es sumamente cierto que en todas las épocas  a través de los medios, la mayoría de los hombres públicos sin pruebas fehacientes han sido víctimas de sus adversarios políticos, con calumnias e infamias y Maquiavelo no podía ser la excepción de la regla. Y con esto no quiero decir  que he tomado partido por el protagonista en cuestión, ni tampoco que era un santo para prenderle una vela, como diría nuestro padre cantor Alí Primera.

     Maquiavelo fue siempre un asesor, un  guía  de los jefes de Gobierno a quien les sirvió con lealtad. A ellos les enseñó el arte de adquirir el poder, cómo conservarlo y de los errores que debe evitar el Príncipe para mantenerse en el ejercicio de sus funciones. Para el Secretario florentino los medios le eran tan fascinantes que nunca se preocupó acerca del fin. Esto se lo dejó al Príncipe.

     Como consultor, Maquiavelo no tenía  la autoridad para ejecutar actos propios de gobierno. Sólo era un consejero y como tal sus advertencias podían ser aceptadas o no por el Príncipe. Con este espíritu fue concebido su afamado libro y al leerlo  podemos notar que esta obra  no se refiere para nada a la moralidad, de la que tanto pregonan sus críticos, ni contiene un método científico ni religioso. Es un manual no para el estadista, sino para el gobernante y donde en pocas palabras resume  la esencia del Renacimiento donde nació la teoría del Estado—Nación.

     En nuestros días y en todos los lugares del mundo los veteranos y aprendices de la politiquería usan los medios impresos, radiales, televisivos e internet, sin siquiera haber leído, muchos de ellos, a  “El Príncipe”.  Se valen de la palabra maquiavélico para atacar y destruir a sus rivales, calificándolo con ella de abusador, inhumano, de intrigante y con las señales morfológicas de un criminal lombrosiano.  Pero se da el caso que Maquiavelo como persona no calzaba esos epítetos difamatorios, no era un mal hombre, menos un asesino a sangre fría, ni tampoco un trapisondista contumaz. Por el contrario, el florentino fue un ardiente partidario de las instituciones republicanas a quien le sirvió por más de 20 años. Todo esto se debe a que Maquiavelo vio más claramente la realidad que el resto de sus contemporáneos, y se dio cuenta  que ningún Estado  podía prosperar donde la corrupción y la inmoralidad se había establecido y por esta razón predicaba la doctrina del poder como el elemento más importante en la política. De allí  que él mismo decía:             --Cualquiera que sean nuestras intenciones humanas o inhumanas, cristianas, ateas o paganas, el gobierno que vaya a subsistir debe poseer poder para ejercerlo y debe entender la técnica de emplear dicho poder--. Si el poder de una autoridad establecida se debilita por la presiones de las fuerzas opositoras, entonces se impondrá el desorden, la anarquía y el fin del gobierno.

     Finalmente, a Maquiavelo lo condenaron siempre sus críticos desde el punto de vista moral, ya que según ellos, los consejos dados al Príncipe muestran un cínico espíritu realista sin consideración alguna de normas éticas.

     En realidad, digo, cada pueblo y cada época tiene su propia moral. La moral depende del cristal con que se mire. Difieren entre sí la moral de un ateo, de un cristiano y un musulmán. La moral de nuestros abuelos fue diferente a la que hoy profesamos y así sucesivamente.

Comentario final:
     Si Maquiavelo hizo todas esas cosas malvadas que dicen, incluso la de llegar a matar, debe haber sido con su pluma de escribir.
     No hay duda entonces, que Maquiavelo fue siempre el más antimaquiavélico de la Historia.

                                  Emmanuel P. González Espinal
                                    emplugones@hotmail.com

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