Emmanuel P. González Espinal
Mañana 4 de junio del 2012 se cumplen 182
años del vil asesinato en el sitio de
Berruecos-Colombia del gran Mariscal de Ayacucho. Antonio José de Sucre, en una
emboscada que le tendió la siempre
criminal oligarquía. Éste hecho contribuyó entre otros a que no se cumpliera el sueño del Libertador
de ver unida a la América toda.
El 1 de Junio de 1830, estando Bolívar al
pie del cerro de la Popa, en Cartagena de Indias, recibió la noticia del
asesinato del Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Lleno del más
profundo dolor y de la más justa indignación exclamó:”¡Se ha derramado Dios Excelso,
la sangre del inocente Abel! Es
imposible vivir en un país donde se asesina cruel y bárbaramente a los más
ilustres generales y cuyo merito ha producido la libertad de América. Yo pienso
que la mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío”.
“Era sucre la única personalidad que podía
intentar con alguna posibilidad de éxito la continuación de la gran empresa bolivariana.
Estaba en plena juventud, tenía apenas treinta y cinco años. En la Campaña de
Ayacucho se había revelado como el más brillante y capaz de los jefes militares
de la Independencia. Bolívar lo reconoció así y lo proclamó con toda generosidad.”
El mismo día que Bolívar tuvo la fatal noticia, escribió al General Flores (precisamente uno de los autores intelectuales del bochornoso crimen, según el historiador Don Vicente Lecuna).”El inmaculado Sucre no ha podido escaparse de las asechanzas de estos monstruos. Yo no sé que causa ha dado este general para que atentasen contra su vida, cuando ha sido más liberal y más generoso que cuantos héroes han figurado en los anales de la fortuna…”
Señalábamos en la 1ra.
Parte de este trabajo sobre el vil asesinato del héroe de Pichincha y Ayacucho, que a mediados
de mayo de 1.830 el Mariscal Antonio José de Sucre se encontraba en Bogotá y que siempre se le veía paseando por la plaza
que quedaba por los lados de la Catedral, Sitio preferido en esa época por los intelectuales, bohemios y artistas de toda
índole, etcétera. A su vez en una casa
de un tal Pancho Montoya que quedaba por
esos mismos parajes de la Iglesia Catedral; grupos de santanderistas
furibundos, en conjuro se reunían y de una manera desvergonzada fraguan el
asesinato del Mariscal, en la cual – lo narra Juan B. Pérez y Soto, con base
documental—“se resolvió que era necesario suprimir al
General Sucre, que era el único por sus talentos militares y su
prestigio que podía conservar el predominio del Libertador en Colombia (Alfonso
Rumazo González. Sucre, pag. 82). Otro de los que estuvo presente en ese
conciliábulo, narró también años después
lo siguiente: “ … que él fue el primero
que salió de la casa y al llegar a la puerta, vió al general Sucre paseándose
en el atrio de la Catedral, con los brazos cruzados; que esto lo había
impresionado mucho, pues era como un
espectro que se le apareció, habiéndose momentos antes, decretado su muerte … “ ( Augusto
Mijares en su libro “El Libertador”. Página 550 ).
También hablamos en la parte final de
mi anterior escrito periodístico de los seis
acompañantes del bizarro cumanés cuyos
nombres eran:
1.- El Dr. Andrés
García Téllez, Diputado del Congreso Constituyente y su “criado” (tal como se le decía) conocido como el Negro Francisco.
2.-El sargento
Francisco Ignacio Colmenarez, venezolano del El Tocuyo.
3.- El Negro Lorenzo
Caicedo, especie de ayudante de cámara
que se ocupaba de la atención personal del general Sucre.
4.- Dos arrieros que
atendían a las bestias de carga.
Los compañeros de viaje de nuestro protagonista no sufrieron ni
siquiera un rasguño en la emboscada homicida, ya que a pesar de llevarle
ventaja en número (eran seis contra cuatro), no se le enfrentaron a los
asesinos.
Los señores anteriormente señalados, eran los
salvaguardias de la vida, nada más y nada menos que la de un General en Jefe,
además del Gran Mariscal de Ayacucho. Por lo tanto tenían la obligación de
presentarle batalla a los cobardes forajidos y no lo hicieron-
Días después del alevoso hecho, sus
acólitos de viajes y únicos testigos del horrendo crimen, declararon bajo juramento a las
autoridades de la ciudad de Pasto (actual Colombia), lo acontecido en el sitio
de Berruecos.
Sumaria en la investigación del asesinato del Mariscal Sucre .-
La investigación sumaria en ocasión al
asesinato del General Antonio José de Sucre que se levantó a partir de 5 de
junio de 1.830 en la ciudad de Pasto, República de Colombia, por intereses
políticos buscaron silenciarla, pasarla al olvido, hasta que definitivamente
desapareció por muchos años. Para 1.952 los originales del expediente
aparecieron en manos de Don José Gabriel Navarro en la ciudad de Quito, quien
lo conservó con mucho celo y cuidado. Una copia de estos documentos le fue
obsequiado a Don Jaime Bonilla Plata.
La
copia del expediente que se levantara en la ocasión del asesinato del
Mariscal Antonio José de Sucre, fue
insertada y publicada en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia.
Tomo XXXV.- Octubre – Diciembre de 1.952.—No. 140 . Y de allí tomamos los
preciados datos para este modesto trabajo de investigación y que más adelante
transcribiremos; porque antes debemos agregar que gracias a la gentileza del embajador de Colombia en Venezuela , don Jaime Bonilla
Plata, quien obsequió el sumario del asesinato de Sucre, el día 29 de mayo de 1.952 al Dr.
Don Vicente Lecuna, Presidente para ese entonces de la Academia Nacional
de la Historia, podemos enterarnos y
usar su valioso contenido. La publicación
de este documento ha permitido esclarecer en parte un episodio desgraciado a la
luz de la crítica. Independiente y severa, según palabras del propio embajador
de Colombia, don Jaime Bonilla Plata (1.952 ).
Algunos datos que vamos a transcribir
del “Sumario del expediente que se levantara en la ocasión del asesinato
del Mariscal Antonio José de Sucre, es de mi interés personal, ya que se relacionan con el título del presente trabajo de investigación
histórica: ¡ Ay
balazo ! Escéptica exclamación. -- Veamos:
En la ciudad de Pasto, a cinco días del
mes de junio de 1.830, el señor Francisco María Lozano, Coronel del ejército de la República y Gobernador
de esta provincia, dijo: que en
este día ha tenido noticia que el señor general Antonio José de Sucre venía de
Bogotá, se le ha quitado la vida alevosamente en el camino de la Montaña de la
Venta, y para averiguar la verdad, de sus agresores y cómplices y demás
circunstancias concernientes a su esclarecimiento, mandé a formar este auto cabeza de proceso para que
su tenor sean examinados juratoriamente . . . Así lo proveyó, mandó y firmó de que doy
fé.
Francisco María Lozano E.
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Pasto, 05 de junio de junio de 1830.
Como ya lo mencionamos en mi primer
trabajo, el Coronel Apolinar Morillo había sido despachado desde Quito a
cumplir esa misión homicida, por el
Presidente de Ecuador, para ese entonces el venezolano Juan José Flores,
según las serias investigaciones del esclarecido historiador venezolano don
Vicente Lecuna, en su escrito “Asesinato del General Sucre en Berruecos”.
También dijimos que los confabulados santanderistas de Bogotá, dieron la orden
al General José María Obando, quien era para ese entonces Comandante General del Departamento del
Cauca, en cuya jurisdicción se encontraba el sitio de Berruecos. En el sendero hacia Pasto,
precisamente el escogido por el Mariscal de Ayacucho, Obando encargó de esa
misión criminal al Coronel Apolinar Morillo. Entre los oscuros asesinos, se encontraban
además: Andrés Rodríguez y Juan Cruz, soldado del ejército peruano, ya en
situación de retiro y el tolimense Juan Gregorio Rodríguez.
Como podemos observar, todos estos
rufianes eran veteranos soldados de la guerra de Independencia y que tenían
experiencia en el manejo de las armas y además,si fueron seleccionados para éste encargo, debió ser porque eran
excelentes disparando con las armas, es decir buenos tiradores .
Existe una obra pintada sobre el crimen de
Berruecos de un artista colombiano (creo ), idéntica al cuadro de Arturo
Michelena: pero con la diferencia que el neogranadino la pintó años antes. El boceto de esta obra pictórica la elaboró
en el propio escenario de Berruecos respetando siempre los pormenores del caso.
Allí aparecen los facinerosos escondidos detrás de los arbustos donde le
dispararon a muy poca distancia y por mampuesto al Mariscal.
En el sesquicentenario de la muerte del
Mariscal Sucre, los más grandes historiadores, columnistas e intelectuales en
general escribieron y se refirieron a través de los medios sobre el Crimen de
Berruecos. Todos ellos señalaron que
Sucre recibió cuatro balazos mortales ( también nuestro director José Sant Roz en un trabajo reciente enumera los cuatro
balazos ) repartidos más o menos de esta manera:
1.- En la tetilla derecha que ha debido matarlo
instantáneamente.
2.- Otro que le perforó la cabeza.
3.- Una que le traspasó la oreja y salió por la
nariz.
4.- y la última en
este orden le dio en la garganta. ( ¿
Cómo pudo gritar y exclamar ¡ Ay balazo!
con un tiro en la garganta)
El cráneo de Mariscal Antonio José de
Sucre fue examinado por los ilustres
miembros de la Facultad de Medicina de Quito, el 15 de abril de 1.900. ( 1 ).
En la foto del cráneo y del sombrero que llevaba puesto el general Sucre en esa
terrible mañana, se pueden apreciar las perforaciones producto de los balazos
que recibió.
Los balazos.
Alfonso Rumazo González indica que el héroe de Pichincha y Ayacucho recibió
cuatro balazos y da a entender que las balas asesinas llevaban grabados el
nombre de cada uno de los criminales. ¡Insólito, verdad!.—Veamos:
Señala el escritor que una de las balas,
la del coronel Morillo , dio en la tetilla derecha y lo mato instantáneamente. Los
disparos de los otros hicieron impacto superficial en la cabeza y perforaron el
sombrero; una bala traspaso de la oreja a la nariz; otra roso levemente la
garganta; Rodríguez hirió el cuello de la mula, que salió en desaforada carrera
(No era una mula si no un macho).
El negro Caicedo el ayudante del Mariscal
en su declaración jurada y que se encuentra en el expediente en ocasión al
asesinato de Sucre.”Que al siguiente día por la mañana sepulta dicho cadáver en
el expresado sitio de la Capilla, y
antes de esto vío que tenía tres heridas de bala y cortadas, una en el corazón,
otra en una oreja y otra en el pescuezo.
En el expediente secreto sobre el crimen
de Berruecos nos trae lo siguiente:”Que efectivamente el seis del que corre
llego a la Venta en unión de los comisionados referidos Fidel Torres y el de
armas de Pasto Antonio Mariano Mares con el cirujano Flor, y que para el
reconocimiento de las heridas se desenterró el cadáver a presencia del mencionado
comandante de armas, fiscal de la causa, del comandante Torres secretario de
ella , del cirujano Flor y del que declara, notándole una herida en la tetilla
izquierda de postas reales y otra de bala rasa que le atravesaba el cráneo ,
con lo que se concluyó dicho acto, volviéndolo a enterrar…”.Como podemos
observar entre todas las hipótesis sobre los balazos que recibió Sucre, jurídicamente,
está parece ser la más acertada.
También el historiador Rumazo González en su libro “Sucre” sobre el crimen de
Berruecos :
“Corren todos, y el cadáver del gran Mariscal
yace abandonado, solitario, en medio del bosque…¡Corre el Diputado García que
no se detiene sino al llegar a Cuenca!. Corre el fidelísimo negro Caicedo, ve a
su amo muerto y retrocede en demanda de auxilio… Corre el Sargento Colmenarez y
los arrieros rumbo a Pasto… y corren también los criminales y van a parar al Salto
de Mayo.-
Observación. Los asesinos de Sucre no
corrieron.
En el expediente sumarial en ocasión del
asesinato de Sucre el Sargento Lorenzo Caicedo declaro ante las autoridades, que
los asesinos no huyeron, porque cuando él fue al escenario del crimen a saber
de la suerte del Mariscal Sucre y que ya estaba muerto. ”Vio a los asesinos que
fueron cuatro hombres que no conoció de color acholados armados cada uno con sus carabinas… los
cuales siguieron algún pacto al declarante sin hacerle fuego diciéndole por dos
veces: ¡párate Caicedo!”
Si
los asesinos sabían hasta el nombre propio del asistente de nuestro Héroe; con más
razón, tenían que conocer suficientemente al General Sucre.
Desde muy niño siempre oí el cuento y las dramatizaciones que se hacían el el teatro escolar, donde señalaban : que cuando el Mariscal Sucre y sus acompañantes cruzaban el desfiladero de Berruecos donde estaban apostados los forajidos, entonces una voz gritó detrás de los matorrales: ¡ General Sucre ! y de esta manera lo identificaban plenamente.
Excelente trabajo, siempre busco trabajos que nutran mis conocimientos y este extra muy bien elaborado con mucha información que no se dictan en nuestras escuelas
ResponderEliminarLa ilustración de arriba es una copia barata del cuadro de Michelena.
ResponderEliminarExcelente reseña, agradezco por haberla compartido, la cual ha aclarado muchas dudas sobre el vil y despiadado asesinato del Gran Mariscal Antonio Jose de Sucre.
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