Es sorprendente que durante los siglos XVII
y XVIII surgieran grandes cambios en las ciencias naturales, sociales y
políticas; la vida intelectual siguió afincada en forma casi inalterable a los
siglos XV y XVI manteniendo su admiración y respeto por los clásicos de la
Grecia y la Roma antigua. Por tal fue muy notoria el valor que estos ilustrados
hombres le dieron a la “educación clásica”. Todas las instituciones educativas,
superior, media y primaria estuvieron dirigidas por los discípulos de Martín Lutero,
Calvino y San Ignacio de Loyola quienes consideraban a los clásicos latinos y
griegos como el alma misma de sus programas. Y de esta manera surgió una nueva
era conocida en la historia como; El Clasicismo.
La influencia
del clasicismo en las artes y la literatura fue profunda y determinante. En
este espacio de tiempo hizo su aparición la arquitectura barroco, siguiendo el
modelo de la Roma Antigua; pero con un ornato más suntuoso y de la misma manera
la elegancia de inspiración clásica se hizo presente en el mobiliarios de las
casas y los vestuarios que usaban los miembros de la llamada “alta sociedad”.
Fue la era de los perfumes, las pelucas rizadas y pantalones cortos en los
caballeros y también las pelucas empolvadas, talles de avispa y tacones alto en
las damas. Se dice que las esposas temblaban de preocupación cuando sus maridos
pasaban frente a una casa de moda masculina.
El
Clasicismo Musical.- El clasicismo musical abarca un período histórico,
según los que dominan este arte, que va desde los años 1.750 con la muerte de
Johann Sebastián Bach, fiel exponente de la música barroca y que sirvió
de inspiración a muchos de los clásicos, hasta 1820 con el fallecimiento
de Ludwig van Beethoven. Otros también afirman como período clásico de la
música, aquel en el que se destacaron Haydn, Mozart y Beethoven, siendo este
último, como ya dijimos, el que cerraría el período conocido como clasicismo y
servirá de inspiración para los artistas del siglo XIX que darán inicio a
un nuevo período musical: El Romanticismo.
Lo que
caracteriza a este período de la musical clásica es la evolución hacia
una música totalmente equilibrada entre armonía y melodía y las formas
más conocidas de esta música son la sonata y la ópera. A esta música la definen
también como: Música Académica, docta, Culta. Lo de “Música Culta”
tiene un contrasentido; porque cualesquiera que sea la época, llámese
Clásica, Romántica, Ligera, Folklórica o Popular surgieron durante un período
cultural determinado.
Durante la Época de la dictadura perezjimenista me
iniciaba como estudiante en la carrera de la docencia, en la Escuela de
Maestros Miguel Antonio Caro, en Caracas. Recuerdo aún cuando mi profesor de
música Gonzalo Castellano autor de la Suite Caraqueña y premio nacional de
música nos hablaba de la música del periodo clásico y allí nos
hacía hincapié en que era una música pura. Luego en los inicios de la IV
República le escuche esta denominación de música pura, a través de su programa
educativo por la Radio y la Tv Nacional, al eminente Profesor José Antonio
Calcaño. Ambos coincidían en que la música pura o clásica es la más
difícil de describir; porque ella es lo que no es. En otras palabras la música
pura o clásica, nos señalaba el Maestro Calcaño, no describía cosas exteriores,
ni paisajes, ni el cantar de un pajarito, ni las emociones del autor, sino que
describía únicamente la pureza musical, es decir, que esta música no describe y
no señala la historia de nada y menos cosas alegres y tristes. Continuaba el Profesor
Calcaño diciendo que la música pura o clásica es una combinación de frases
musicales que tiene elegancia, gracia, etc y que termina dándonos una impresión
muy bella como no las puede transmitir también el arte decorativo.
Del Clasicismo al Romanticismo.- El Clasicismo abarcó gran parte
de los siglo XVII y XVIII. Se caracterizó por los grandes cambios
revolucionarios que ocurrieron en el campo de las ciencias naturales, sociales,
filosóficas, fundamentalmente en Europa y que se tradujo en reformas
políticas, económicas y sobre todo cambios muy notorias en el
pensamiento del hombre, es decir, en su vida intelectual, en relación a
la de los siglos XV y XVI que permanecía casi inalterable. En la era Clásica,
los intelectuales europeos tuvieron una gran veneración y respeto por los
clásico de la Grecia y la Roma antigua y fue tal su posición extrema, que
desconocieron casi en su totalidad, los aportes que pudo
darle a la humanidad la era anterior. Solo vieron en la Edad Media oscuridad,
barbarie, fanatismo religioso y superstición.
A la entrada del siglo XIX el Romanticismo comenzó a desplazar al
Clasicismo y su auge fue tan importante en este siglo como el Renacimiento
Clásico en el siglo é XVII y XVIII.
El Romanticismo, el esplendor del liberalismo y el desarrollo de
la Revolución Industrial marcharon en formas paralelas en esta era de grandes
transformaciones políticas y económicas que dieron origen a los gobiernos
parlamentarios, el empleo de la industria mecanizada y de la fuerza motriz de
vapor que revolucionó los medios de transporte, hasta entonces muy lentos,
entre otros el ferrocarril y los barcos a vapor. Además
los nuevos inventos, entre ellos el telégráfo eléctrico, atribuido al estadounidense
Samuel Morse unieron más a los hombres de ese entonces. Se da inicio a la
mecanización de la agricultura de cultivo que permitió aliviar las
grandes hambrunas que muchos pueblos padecían. Asimismo se observa el
control de los grandes capitales sobre la vida económica y en lo social
la gestación de dos clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.
El romanticismo brotó como una reacción al prolongado dominio del
clasicismo. Al comienzo, buscó su inspiración en las cosas naturales, más que
en los griegos y romanos de la antigüedad, y encontraron menos belleza en
las cúpulas y columnas artificiales, que en las montañas, lagos, selvas y
cascada, es decir, en lo natural de los paisajes y del hombre. Más en la emoción
y el sentimiento que en la razón.; sentimentalismo resultaba sinónimo de
romanticismo.
La Francia revolucionaria y napoleónica, no recibió con
beneplácito la emoción bondadosa del romanticismo.-
Durante la Francia revolucionaria y napoleónica, el clasicismo
permaneció estable. Los galos manifestaban una gran influencia clásica
producto de su educación, Se sentían orgullosos de ser los representantes
modernos de las virtudes republicanas de la Grecia y Roma antigua. Creían
que el arte que mejor armonizaba con sus ideales de libertad, igualdad y
fraternidad, era el clásico e incluso, también Napoleón Bonaparte le
gustaban los estilos de la Grecia y la Roma antigua. Se imaginaba siempre
ser un Julio Cesar o un Alejandro Magno moderno y a su único hijo
le hizo llamar el “Rey de Roma”.
Hace más de un siglo, una
melodía elegante y romántica
caló hondo en el corazón de los habitantes de Viena.
Era el Vals.
Din, don, din,
don. Se inicia el maravilloso baile de las máscaras; baile que una vez más,nos
traerá esperanzas, sueños y deseos para los trescientos sesenta y cinco días que
invariablemente, comienzan y terminan la noche de
San Silvestre.
Y como nos
gusta a los melómanos, desde hace unos años, recibimos la buena nueva del
calendario desde la imperial ciudad de Viena con el
Concierto de
Año Nuevo. Si conectamos con la ciudad del Danubio, es obligado asociarla a un
baile: El Vals.
Del vals podemos
decir lo que Juan Ramón Jiménez decía del mundo; nunca envejece, sino que
rejuvenece con los siglos.
Por la
relación existente entre el vals, los Strauss y Viena, se podría decir que esta
música concebida para bailar es originaria de la capital de
Austria. ¡ No
es así !
El vals es una
desenfrenada danza alemana cuya palabra deriva del verbo waltzen, que lleva
implícita la idea de rodar, revolcarse, encenagarse, tumbarse a rodar en la inmundicia de la
ciénaga. Y es curioso que este origen
plebeyo llevara nuestro baile a la corte vienesa y que desde allí se
convirtiera en una danza de salón, eso sí,
aristocrática.
Ya sabemos el
origen etimológico del vals; pero cuando la palabra se convierte en música nace
la melodía. En el caso que nos ocupa, la armonía está construida generalmente
con un acorde cuya base se oye en el primer tiempo, mientras los otros dos
están formados por el resto del acorde.. Es decir, el vals consiste en una
sucesión de siete u ocho melodías diferentes, precedidas por una introducción y
con una onda en la que se recapitulan algunas de las melodías de la pieza. Este
baile de compás ternario comenzó
Interpretándose
de un manera más lenta que en la actualidad y no siempre fue compuesto para ser
bailado.
Si la
característica común a todos los tipos de vals son el paso deslizado y el giro
casi constante, nos disponemos en este momento a iniciar un giro del vals
interpretativo a la historia de una danza tildada de indecorosa en sus inicios; pero que después de la batalla de
Waterloo fue ganando adeptos y prestigio por todo el mundo.
Y si a alguien
le debemos la expansión y el conocimiento de esta danza ternaria por todos los
rincones del planeta, es a una familia, los Strauss, y a una ciudad, Viena.
La biografía
de esta familia de músicos vieneses está unida al romanticismo que fue el tiempo en el que
vivieron, por ende, la época de una Viena Imperial y romántica, llena de luces
y de sombras, que se nos ha fijado en el desván de la memoria por una historia
de amor con tintes de tragedia ocurrida en el pabellón imperial de Mayerling:
el heredero del trono austrohúngaro, el
príncipe Rodolfo se suicidó tras dar muerte a su Amante María Wetsera.
En este ámbito
desarrolló su actividad musical la familia Strauss..
Ahora bien,
Johann Strauss hijo será recordado siempre por sus valses, que se
caracterizaron por su gracia, ligereza, el encanto de su melodía y su
intención. Compuso cuatrocientos setenta y nueve de los que podemos citar como
más importante: Cuentos de los Bosques de Viena, El Vals del Emperador, Rosa
del Sur. Sangre Vienesa, Vida de Artista. Lenner y los dos Strauss crearon un
tipo de vals, que se conoce en todo el mundo. Hay una anécdota del público
vienés respecto a estos grandes compositores. Se decía que los valses de los Strauss invitaban
a bailar; pero los de Lenner obligaban a hacerlo.
Amadeus,
1.993.-
Juan Jesús
Aznar.-
Obras consultadas
Historia Universal de Secco y Baridón.
Historia Universal de Frias Valenzuela
Historia Universal Moderna y Contemporánea por Ida
Apendini y Silvio Zavala
Historia de los Tiempos Modernos. N.Efimov
Material Mimeografiado por el Departamento de
Ciencias Sociales, sobre clases de Historia Universal dictadas por los
Profesores titulares del Instituto Pedagógico Nacional de Caracas, Años
1957-1958. 1959-1960. 1960-1961.
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